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De la participación al compromiso

“Una escuela que se esfuerza por conseguir la participación de las familias suele liderar con la boca: identificando proyectos, necesidades y objetivos y luego diciendo a los padres cómo pueden contribuir”. Por el contrario, “una escuela que se esfuerza por implicar a los padres dirige con los oídos: escuchando lo que los padres piensan, sueñan y les preocupa. El objetivo del compromiso familiar no es servir a los clientes, sino conseguir socios”. Larry FerlazzoThe benefits and types of parental engagement with schooling

Ventajas y tipos de compromiso de los padres con la escolarización

El papel que se espera que los padres de los países desarrollados desempeñen en la escolarización de sus hijos ha cambiado significativamente en los últimos 20 o 30 años: se espera que los padres se impliquen actuando como cuasi-consumidores y selectores en los “mercados” educativos y como supervisores y garantes del compromiso de sus hijos con la escolarización. La investigación muestra claramente que la participación de los padres produce mejores resultados para los jóvenes. Por eso es imperativo implicar a los padres en la escolarización, y este planteamiento ha ganado un amplio apoyo políticaen muchos países europeos. Los cierres de escuelas también han llamado la atención de los profesores sobre este aspecto, aunque a menudo falta formación al respecto.

Sin embargo, la definición de lo que se entiende por implicación/compromiso de los padres en la escolarización, el tipo de interacciones y métodos con más probabilidades de beneficiar a los niños, el papel y la responsabilidad de los actores, especialmente el de los padres, los profesores y los directores de los centros escolares, siguen siendo algo controvertidos.

Probablemente la clasificación más conocida es la de la profesora Joyce Epstein y ha sido ampliamente utilizada para establecer una tipografía de la implicación de los padres con la escuela. Es importante tomar nota del hecho de que Epstein va más allá de la noción de implicación o compromiso en el aprendizaje del niño individual, sino que introduce la noción de escuelas asociadas, las cuales se rigen sobre la base de una apreciación mutua y equilibrada del hogar y la escuela y que tiene un gran impacto en el establecimiento de estructuras de liderazgo participativo. El marco de Epstein define seis tipos de participación: crianza, comunicación, voluntariado, aprendizaje en casa, toma de decisiones y colaboración con la comunidad. Es importante señalar que estos tipos no tienen jerarquía alguna, aunque a menudo algunas escuelas y profesores los consideran niveles de diferente valor y formulan expectativas infundadas hacia unos padres cuya necesidad de implicación es diferente.

Un enfoque más refinado desplaza el interés de las interacciones de los padres con la escuela en general hacia una atención más específica en el aprendizaje de los niños.

Hace una distinción clave entre participación y compromiso, sugiriendo que este último invoca un sentimiento de propiedad de esa actividad que es mayor que el presente en la simple participación, y propone un continuo que va desde la participación de los padres en la escolarización hasta el compromiso de los padres con el aprendizaje de los niños.

Este enfoque incluye el reconocimiento de que el aprendizaje no se limita a la escuela y la importancia de apoyar el aprendizaje de los niños dentro y fuera de la escuela. Este planteamiento puede ser especialmente importante en el caso de los padres (y, por supuesto, de los niños) pertenecientes a minorías étnicas, con bajos niveles de educación (y malas experiencias con su propia escolarización) o con dificultades económicas que, según ha demostrado la investigación, tienen más probabilidades de encontrar difícil la participación en la escuela, pero que, sin embargo, tienen un fuerte compromiso con el aprendizaje de sus hijos.

La profesora Janet Goodall insta a un cambio de paradigma hacia una asociación que se base en los siguientes principios formulados a partir de la reimaginación del modelo bancario de educación de Freire para la realidad del siglo XXI:

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1. El personal de la escuela y los padres participan en el apoyo al aprendizaje del niño.

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2. El personal de la escuela y los padres valoran los conocimientos que cada uno aporta a la asociación.

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3. El personal de la escuela y los padres entablan un diálogo en torno al aprendizaje del niño y con él.

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4. El personal de la escuela y los padres actúan en colaboración para apoyar el aprendizaje del niño y de los demás.

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5. El personal de la escuela y los padres respetan la autoridad legítima de las funciones y contribuciones de cada uno para apoyar el aprendizaje.

Reimaginar las relaciones entre el hogar y la escuela debe basarse en la reflexión sobre la finalidad del aprendizaje e ir más allá de las prioridades inmediatas, y a menudo estrechas, de las escuelas basadas en los exámenes y otras responsabilidades.

Un verdadero enfoque asociativo también lleva a la necesidad de explorar las razones de la no implicación o de los bajos niveles de implicación con la escolarización a la hora de diseñar cualquier intervención sobre la capacitación de los padres.

Pregunta:

Estamos utilizando como punto de partida un modelo desarrollado por Sherry Arnstein (1969) sobre la participación ciudadana denominado Escalera de la participación. Los niveles 1 a 3 se definen como no participación, 4 y 5 se consideran implicación y los niveles 6 a 8 se consideran compromiso.

¿En qué parte de la escalera? – Quiz – haz clic en el número del nivel correspondiente.